Diary for La vuelta al mundo en 477 días


(389) Riobamba, Ecuador: Sin parar de charlar en un interminable trayecto autobusero.

2009-07-08

Hoy me levanto a las 09.00 y he dormido como un campeón. Necesitaba una buena sesión de sueño y me encuentro de maravilla. Con el cuerpo a tope hago mi ejercicio diario y me tomo un buen desayuno antes de salir a la calle.
Me voy a internet un par de horas antes de recoger mis cosas y dirigirme a la terminal de buses.
Cojo un billete a Cuenca que sale a las 13.15 (6USD) y aprovecho la espera para llamar a España desde un locutorio. Hablo con mi querida hermana durante casi media hora. Te echo mucho de menos pequeña!
Como viene a ser costumbre yendo por Ecuador el trayecto en bus es espectacular. También como es costumbre el bus es asaltado por decenas de vendedores ambulantes. Se venden desde linternas, discos de música, libros, carteras para llevar dinero hasta todo tipo de comida. Yo me tomo una ración de la comida basura del país, las salchipapas (salchichas con patatas fritas). Una vez aparece una vendedora vendiendo “chochos” lo cual arranca mi risa. Me quedo con ganas de probar un chocho. Me tendré que comer uno la próxima vez para saber en qué consisten.
Durante el trayecto no paro de hablar con todo quien se sienta a mi lado. El primer tramo lo paso con una señora de unos 50 años, ecuatoriana, pero que lleva más de treinta viviendo en los Estados Unidos. Hacía nueve años que no venía y esta vez lo ha hecho con su hija de veinte. Su marido es “gringo” y todavía no ha pasado por Ecuador por los prejuicios que tiene del país. Eso nos da pie a hablar de cómo países sufren de una reputación no merecida, como es el caso de Colombia o Ecuador.
Después se me sienta al lado Sonia, otra cincuentona de los Estados Unidos quien tiene a una hija trabajando de profesora de inglés en el sur del país. Sonia le ha hecho una visita acompañada de su marido y de sus otras dos hijas. Les está encantando el país. También le llama muchísimo la atención mi vuelta al mundo y me hace un montón de preguntas. Es una señora muy agradable y que se pasa toda la conversación con la boca abierta disfrutando el espectacular paisaje.
Al final consigue sitio al lado de su marido con lo que vuelvo a tener otro compañero de trayecto. Esta vez charlo con Jorge, un cirujano de Cuenca que hace este trayecto tramo de viaje de dos horas dos veces al día para ir al hospital en el que trabaja. Jorge es un hombre instruido y con una opinión desfavorable con respecto a Rafael Correa, el presidente del país. Me dice que el país ha empeorado mucho los dos últimos años. Ecuador es un gran exportador de Petróleo, con lo que sus ingresos dependen en gran parte del precio internacional del crudo. Jorge me dice que en los años en los que el precio del crudo estaba tan alto, los ingresos Correa los ha destinado a crear un enorme aparato burocrático y que ni un solo dólar se ha invertido en el bienestar directo de la población.
El bus llega a Cuenca a las 19.45 y menos mal que he podido charlar con la gente que si no me hubiera pegado un tiro. Empiezo a estar hasta los cojones de tanto autobús.
Cuenca está en la Sierra Sur, ya no muy lejos de la frontera con Perú. Después de Guayaquil y de Quito, es la tercera ciudad más grande del país con cerca de medio millón de habitantes. Tiene un pasado precolombino muy rico (fue la ciudad rival de Cuzco como capital del Imperio Inca) y mantiene mucha arquitectura colonial así que constituye una parada necesaria antes de cruzar la frontera hacia el nuevo país.
Me instalo en el Hostal Macondo (21 USD por una habitación enorme, muy bien decorada y con Wi-Fi). En recepción me encuentro con Sonia y con toda su familia. Con la cantidad de hoteles que hay en la ciudad hemos ido a parar al mismo.
Una vez instalado me voy a cenar algo. Se ha hecho de noche y no se ve ni un alma por lo que opto por no perderme mucho por las calles y cenar algo en un restaurante justo en frente del hostal. Allí me vuelvo a encontrar con la familia norteamericana, quien me invita a que me siente a cenar con ellos.
En la mesa estamos Sonia y su marido Gary. También están Kari, Maia y Brit, las tres hijas del matrimonio. Finalmente está Mike, el marido de Brit y con quien vive en la ciudad de Loja (sur del país) enseñando inglés a todo ecuatoriano que quiera. Son una familia encantadora con quien puedo charlar largo y tendido sobre Ecuador, su país y el mío. Están muy al tanto del fútbol y de la última gran noticia del contrato millonario de Ronaldo por parte del Real Madrid. Hablamos de lo mucho que ha cambiado la imagen de los EE.UU desde que tienen a su nuevo presidente.
Nos quedamos charlando hasta casi las 23.00, hora a la que volvemos al Hostal Macondo.
Me veo una peli en la cama y estoy dormido antes de la 01.00.